Viaje a Rabinal: Rabinal Achí

         Cinco horas antes de la travesía, escuché el cuarto movimiento, Allegro, de la quinta sinfonía de Beethoven, emocionado ya que cuando el sol ya estuviera en el cielo, contemplaría una de las danzas que pertenecen al Patrimonio Intangible de la Humanidad por la UNESCO.  Mientras tanto, preparo las prendas que utilizaré: un pantalón verde de gabardina, una camisa gris, un par de botas negras de cuero, un sombrero y el inseparable morral.


            A la hora de partir, el sueño se hace pesado, no quisiera ser el piloto que nos lleva a nuestro destino.  Las estrellas brillan en el firmamento y acompañan al frío matutino.


            El trayecto lo hicimos siguiendo un camino de terracería, transitable todo el tiempo, por la aldea Xequemeyá hacia el municipio de Santa Lucía la Reforma, luego hacia el municipio de San Pedro Jocopilas, ya en el departamento de Quiché.  La ruta nos llevó por los municipios de Chiché y Chinique.  Los demás viajeros, todos parientes, se despertaron en este tramo para iniciar con las respectivas bromas sobre todos los temas posibles, desde viajes pasados hasta lo que olvidaron hacer el día de ayer. 


            El aumento de casas en la ruta nos indica que hemos llegado al municipio de Zacualpa.  En este lugar hacemos una breve parada, para estirar las piernas y comprar algunos productos.  Aprovecho la oportunidad para fotografiar el templo que se encuentra en el centro de la villa. 


            Reanudamos nuestra marcha.  Después de una empinada cuesta, el sol empieza a despuntar, cubre montañas que me son extrañas, la claridad me deja ver: al norte, se extiende una cadena montañosa, pero nuestro rumbo sigue siendo el este. 

            Entramos al municipio de Joyabaj, que se encuentra rodeado de barrancos y cuenta con un templo cuya fachada recuerda a la catedral de Quetzaltenango.  No paramos en este municipio ya que el tiempo apremiaba.  Después de unas notables vueltas por las montañas de Joyabaj, por una carretera asfaltada en buen estado, llegamos a Pachalúm, en las faldas de la Sierra de Chuacús.  El municipio, a primera vista luce ordenado y limpio.  La población viste, en su mayoría, a la usanza del oriente del país, hombres con botas, sombrero y pantalón de lona, mientras las mujeres usan vestidos floridos.  Estadísticamente, el ochenta y cinco por ciento de la población es no indígena. 
La Sierra de Chuacús en Baja Verapáz.  T. Torres

             Desayuno en el mercado del municipio de Pachalúm, huevos, chuchitos y leche.  La gente es alegre y cordial, e invitan al viajero a entrar en confianza con la población, pero no demoramos en nuestro viaje, ya solo veinte kilómetros nos separa del departamento de Baja Verapáz.  Tomamos un desvío hacia el norte, por una carretera que no aparece marcada en los mapas, dirigiéndonos para el municipio de Cubulco.  La Sierra de Chuacús, presenta una geografía difícil de penetrar, con bruscos ascenso y descensos.  En el camino, una señora, de apariencia tendrá sesenta años, acompañado de un niño, nos piden un jalón.  Por media hora, les brindamos un servicio gratuito de transporte, aliviando la carga del día para ellos.


            Una hora nos tardamos en llegar al municipio de Cubulco, después de ascender hasta los dos mil doscientos metros sobre el nivel del mar (MSNM), se tiene que descender mil metros, para llegar a la villa.  Se respira tranquilidad por las calles de Cubulco, el parque limpio y su añeja iglesia dan una impresión de un municipio innovador que no deja de lado su pasado.  Una breve parada para conocer el templo católico, que mira hacia una cruz y en el fondo, una montaña con piedras de color blanco que dicen “CUBULCO”. 
Villa de Cubulco, Baja Verapáz.  T. Torres

            
Leyenda "CUBULCO" en la montaña. T.Torres
Después de siete horas de viaje, llegamos al municipio destino, Rabinal.  En la entrada de la Villa, se extiende un muro con las fotografías de los desaparecidos y asesinados durante el conflicto armado interno, que afecto de manera cruel a esta región del país.  Un momento de reflexión sobre ese episodio sangriento de la historia nacional.  Inmediatamente, buscamos a un lugareño, Bonifacio Torres, quien nos indica que la danza del Rabinal Achí, se está celebrando en la cofradía de San Pedro, en las afueras de la villa. 
Muro con las fotografías de desaparecidos y asesinados, Rabinal.  T. Torres
            A medio día, el calor y el cansancio hacen que los danzantes tomen un descanso para recuperar fuerzas, y fue precisamente en ese momento cuando llegué, me despido de los acompañantes por una hora mientras observo las actividades que ahí se llevan a cabo.  El nombre original en maya del Rabinal Achí es Xajooj Tun, que significa Danza del Tun (tambor). Es un drama dinástico de los Maya Kek’ que data del siglo XV, y un ejemplo raro de las tradiciones prehispánicas. En él se mezclan mitos del origen del pueblo Q'eqchi' y las relaciones político-sociales del pueblo de Rabinal, Baja Verapaz, Guatemala, que son expresados por medio de máscaras, danza, teatro y música.
Músicos durante la hora del descanso.  T.Torres
Marimba "La Reina Indígena" de Rabinal.  T. Torres

Tamborista en la cofradía.  T. Torres
            Entre los trajes que visten los danzantes destacan los que tienen símbolos de águilas, perros, jaguares y hombres.  Ignoro el significado de los colores y accesorios, así como los símbolos, pero hay antropólogos que han estudiado a fondo el tema, así que quieran profundizar en los orígenes y significado de la danza, pueden consultar estas obras. 


            En un corredor se hallaba la marimba “La Reina Indígena” interpretada por tres marimbistas de diferente edad.  Los asistentes bebían en jícaras un atol preparado a base de leche y arroz.  Hay una habitación en donde se encuentra un altar para San Pedro.  En la puerta de dicho cuarto, había músicos que ejecutaban sus instrumentos para amenizar la hora del descanso.  Frente al altar estaban dos mujeres y tres hombres; una de ellas con una corona de metal y la otra, de mayor edad, con un listón en la cabeza. 


            Después de quince minutos de espera, se hacen oraciones y las autoridades se inclinan en señal de respeto a las deidades.  Los hombres que hacen este ritual llevan pañuelos de colores y las mujeres listones en la cabeza.  Todos llevan candelas de gran tamaño y bastones con símbolos cristianos.  Se dirigen al patio donde están los danzantes y un altar móvil.  Nuevamente se inclinan ante este altar y tras unas oraciones y el paso del incienso, levantan el anda que se dirigirá hacia la cofradía que queda en el oeste de la villa. 
Reverencia a los ancestros y deidades.  T. Torres.


            En la parte delantera de la procesión van los personajes de la danza, que incluye hombres enmascarados de tigres, águilas, perros, jaguares y figuras humanas.  Además está Rabin Ajaw, una mujer de corta edad con la indumentaria del municipio y una corona de plumas.  También hay un personaje que recuerda a un cocodrilo que es llevado por dos personas, tres sujetos que parecen niños rubios con espadas, un diablillo y un personaje que parece ser un morador de Xibalbá.   
Escena del Rabinal Achí.  T. Torres.



Músicos y religiosos preceden a la anda.  T.Torres

Personajes que participan del Rabinal Achí.  T.Torres

Diablillo y otro personaje "oscuro" de la cosmovisión maya.  T.Torres

Tres personajes que representan a españoles.  T.Torres.


            Detrás de ellos van los músicos que interpretan melodías en flauta, trompetas, chirimía, tambor y tun.  Luego le siguen las autoridades religiosas, portando trajes clericales y quemando incienso.  Siguiendo a estos, el anda es llevaba en hombros por los participantes.  Esta anda tiene cerca de cinco metros de alto y está adornado con plumas de gran tamaño pintadas de diferentes colores, hay figuras de santos en apartados del anda.  Cerrando la procesión, una multitud acompaña a los danzantes y religiosos.
Momento en el que la anda pasa a un costado del templo de Rabinal.  T.Torres


            El camino de la procesión pasa a un costado de la iglesia, donde con dificultad logran pasar entre los puestos comerciales y los cables de electricidad.  Aquí es donde me despido de los caminantes y me dirijo al mercado a comer uno de los platos tradicionales del lugar, el Boxbol.  Este es un plato que se prepara con masa de maíz, frijol en su vaina, llamado ejote, hojas de calabaza y pepitoria.  Todo esto se revuelve en grandes ollas, utilizando para ello solo las manos, y de igual manera se sirve sin utensilio alguno.  La señora que me atendió, doña Demeodora Osorio, me comentó que lleva haciendo esto por muchos años y que gracias a este oficio ha sacado adelante a su familia. 
La señora Demeodora Osorio sirviendo el Boxbol.  T.Torres.
             Luego de mi aperitivo en el mercado municipal, me dirijo a la casa de nuestro anfitrión para degustar otro platillo de la región, el Kak’ ik, un caldo de chompipe, condimentado que tiene un color anaranjado.  Después de esta comida, nos dirigimos al museo municipal, donde hay algunas piezas arqueológicas prehispánicas, al igual que un sitio dedicado a la memoria de los desaparecidos y asesinados en el conflicto armado.  Hay una vitrina que contiene un sombrero del expresidente Efraín Ríos Montt, que perdió al salir huyendo de una actividad proselitista en ese municipio.
Museo Comunitario de la Memoria Histórica.  T.Torres.


Fotografía de algunos desaparecidos y asesinados durante el conflicto armado interno.  En la vitrina se ve el sombrero que perteneció a Efraín Rios Montt.  T.Torres.


            Es hora de dejar atrás Rabinal y emprender el viaje de retorno.  No regresamos por la misma ruta, si no que nos dirigiremos al sur, para tomar la carretera Interamericana.  A la salida del municipio de Rabinal, hay una figura de un Quetzal, que indudablemente sirve como acompañante para la última fotografía del municipio.  Hay que subir nuevamente por las montañas y descender hasta el municipio de El Chol, donde hacemos una pequeña parada para conocer el parque central y el templo católico. 
Su servidor a la salida de Rabinal


        El último lugar en el que tomo fotografías es el municipio de Granados, cuyos habitantes utilizan mayor cantidad de motocicletas que automóviles para transportarse, probablemente por lo escarpado del lugar. Al salir de este municipio, la luz se empieza a agotar, y las estrellas nuevamente colonizan el firmamento.  Es necesario pasar el río Motagua para llegar al departamento de Guatemala y luego al departamento de Chimaltenango, tomar la carretera Interamericana y volver a casa. 

24/01/2012

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