Triángulo Ixil y las frías aguas de Aguacatán

     Es sábado, después del segundo viernes de cuaresma, y mi familia decide ir al municipio de Chajul, Quiché. Como no había más espacio dentro del vehículo, no me queda más remedio que ir en la palangana del mismo, envuelto en una bolsa de dormir. Aún está oscuro, por lo que aprovecho esta parte del trayecto para recuperar algunas horas de sueño, rodando en el vehículo como un bulto más del equipaje. Nos dirigimos de Momostenango a Santa Lucía la Reforma, pasando el Río Negro que divide a Totonicapán y Quiché. Por fin amanece y puedo disfrutar de la ruta que conduce hasta el municipio de Sacapulas, el municipio se me es conocido por sus baños termales a orillas del Río Negro y la sal negra o sal de montaña, que tiene un sabor más fuerte que la sal de mar.

     Para ir al Triángulo Ixil, región conformada por los municipios de Chajul, Nebaj y San Juán Cotzal, con predominio de la etnia Ixil, es necesario seguir la ruta hasta la cima de Los Cuchumatanes de Quiché, hasta el cruce con el municipio de Cunén y luego descender hasta el municipio de Nebaj, el más cercano de los tres municipios del área. El camino está rodeado de árboles y rocas montañosas y es sumamente nuboso.

     Hacemos una parada en el municipio de Nebaj, para comprar algunas verduras y desayunar. El centro urbano se encuentra en un valle del municipio, y ha crecido en extensión desde los últimos quince años, tiempo que llevo de visitar el municipio. Las personas del lugar hablan español e ixil, y algunos comerciantes de la cabecera departamental, quiché.

     Continuamos con el viaje, hacia el noreste hasta el cruce con el municipio de San Juan Cotzal y luego al norte, a Chajul. El municipio ha cambiado bastante en la última década, las edificaciones de adobe han ido desapareciendo para dar lugar a las casas de concreto, la cantidad de vehículos ha aumentado y los comercios proliferan.
Templo católico de Chajul. T. Torres
Convento de Chajul. T. Torres.
     Nos dirigimos al templo católico del municipio, con su bella fachada blanca y paredes laterales de piedra. En el camino vemos varios puestos de ventas de artesanías y utensilios : morrales, sombreros, piedras de moler de Nahualá, cucharones y paletas de madera, sal negra de Sacapulas y muebles de Totonicapán. Dentro del templo, se pueden observan vestigios de los murales pintados en sus paredes de madera, ya que la acción del tiempo y el hollín, los han ido borrando. En el segundo o cuarto viernes de cuaresma, este recinto se llena de romeristas procedentes de varios puntos de país. Al ser sábado, no hay gran afluencia de personas, aún así es necesario esperar turno para pasar frente al Retablo Mayor. Una de las imágenes que más me llamó la atención fue la de un personaje sosteniendo una especie de lanza, vestido con el traje regional masculino: saco rojo con mangas negras, camisa blanca, pantalón blanco sostenido por una faja roja, sandalias y un sombrero tradicional del Triángulo Ixil. Es curioso que durante el conflicto armado interno, se le vestía con el uniforme kaibil.
Imagen vestida con el traje regional ixil masculino. T. Torres.
     
Mujer indígena de Chajul. T. Torres.

Electricista peculiar durante su trabajo en Chajul. T. Torres.

     Salimos del templo por el convento, una construcción de piedra con puertas, marcos de ventana y pilares de madera, sumamente ordenado y limpio. Es momento de ir a comprar, aprovecho para adquirir un sombrero ixil, que utilizo frecuentemente en mis viajes. Un breve paseo por las calles estrechas del centro urbano y regresamos al estacionamiento, es hora de partir al siguiente municipio del Triángulo Ixil, San Juan Cotzal. Este municipio se encuentra entre la Sierra de los Cuchumatanes y la Sierra de Chamá. El centro urbano es relativamente pequeño, destacan el templo católico, el parque central y el edificio de la municipalidad. Regresamos a la carretera, y nuestro viaje parecía haber llegado a su fin.
Parque central y templo católico de San Juan Cotzal. T. Torres
     En Sacapulas nos detuvimos a almorzar y bañarnos en un centro turístico a orillas de la carretera y del Río Negro, bajo la sombra de árboles de mango y aguacate. No tomamos el camino por el que habíamos llegado, si no que nos dirigimos al municipio de Aguacatán, en el departamento de Huehuetenago. Este inesperado punto en nuestro viaje lo hicimos de manera apresurada, ya que la tarde caía sobre nosotros y nos separaban muchos kilómetros del hogar. Aún así, pudimos apreciar la magnificencia del nacimiento del Río San Juan, uno de los afluentes del Río Blanco, que desemboca en el Río Negro. Este cuerpo de agua emerge de la Sierra de los Cuchumatanes, y pasa a tres kilómetros al norte del centro urbano de Aguacatán. El agua de este río es aprovechado para el riego y la recreación, un balneario con agua helada, según el testimonio de varios lugareños. Esa fue nuestra última parada en este viaje, la última imagen que quedó grabada en mi mente, y en la cámara, fue el atardecer multicolor de esta región de Guatemala.
Su servidor en el nacimiento del Río San Juán, Aguacatán. J. Torres.

Atardecer en Huehuetenango. T. Torres

19/03/2 011

No hay comentarios:

Publicar un comentario