En un principio, el ascenso
parecía fácil, conquistar dos cimas de la Sierra Madre. Pero la experiencia me ha enseñado que los
ojos pueden tergiversar la realidad. Nuestro
punto de partida es en el cantón Paquí, que significa “entre maguey”, del
municipio de Totonicapán.
Montañas de Totonicapán, la cima derecha es Tamango. T. Torres |
Iniciamos
con un ascenso en un camino hecho por leñadores, cerca de un campo de
maíz. La tierra está seca por la falta
de lluvia, pero bajo el suelo, abunda el agua.
Desde ahí empecé a notar la falta de entrenamiento que tenía, pero la
convicción de alcanzar la cima, hizo desaparecer aquella molestia momentánea.
Vista desde la montaña Mucholic. T. Torres |
Volcán Santa María visto desde Mucholic. T. Torres. |
El
sendero es pequeño, pero hecho ingeniosamente para sortear las rocas que
aminoran el paso. Unas piedras pintadas
de dos colores, sirven de mojón para los cantones. La temperatura desciende y con cada paso, el
sol se ve menos.
Después
de cierto tiempo de caminata, el sendero se vuelve más ancho, pero aumenta la
cantidad de obstáculos, como ramas y rocas, para sortear. El suelo se cubre de abundante maleza, ramas
y hojas de pino, lo que lo hace resbaloso.
Llegamos a otro punto plano, que son intersecciones de veredas
comunales.
Ahora
los rayos del sol desaparecen tras el manto de hojas de los árboles, que en
esta parte de la montaña, son más altos y viejos, un santuario de la montaña. La humedad aumenta, el suelo se cubre de una
capa de musgo y hojas podridas, haciendo un lugar propicio para la abundante
vida.
Árboles cubiertos por líquenes y plantas trepadoras. T. Torres |
En
esta parte del trayecto, el sendero pasa por la orilla de un barranco, que
tiene una profundidad considerable, pero una caída es poco probable ya que la
abundante vegetación crea puntos de apoyo para pies y manos. Aún no se puede divisar la cima de la montaña
Tamango, pero el ascenso se vuelve más pronunciado, la temperatura desciende,
la humedad y el cansancio aumentan, dificultando la marcha.
Los
troncos de los árboles en este punto, son realmente grandes y altos, hogar de
numerosas aves que se escuchan cantar.
Repentinamente, la humedad y los grandes árboles desaparecen y la
cantidad de rocas en el sendero aumenta.
También hay mayor cantidad de flores y arbustos, característicos de las
cimas montañosas.
Altar junto a un árbol muerto en la cima de Tamango. T. Torres. |
Tras
un último ascenso por una pared rocosa, se llega a la cima de la montaña
Tamango, una de las cumbres más altas de Totonicapán, cercana a los 3 000
metros sobre el nivel del mar. Un árbol
muerto de pie y un altar nos dan la bienvenida y nos invitan a contemplar el
panorama. La vista es impresionante, al
norte un descenso por la Sierra Madre, el escudo sur de las poblaciones de
Momostenango y Huehuetenango, y a lo lejos, la Sierra de los Cuchumatanes. Al
oeste, se extiende la cadena montañosa que rodea a las poblaciones de
Totonicapán y Quetzaltenango. Al sur, se
divisa al volcán Santa María.
Vista hacia el norte de la montaña Tamango. T. Torres. |
Tomamos
un momento para reflexionar y descansar; el viento y las aves cantan
armoniosamente. Luego de recuperar
fuerzas, es momento de emprender el descenso, no por el mismo camino, si no por
una ruta al oeste. Al igual que en el
ascenso, en esta parte del trayecto abundan las grandes rocas y troncos de
árboles caídos. Nuevamente, enormes
árboles cubren al sol y el suelo se torna negro, señal de ser muy fértil.
Estos grandes y viejos árboles son numerosos en la Sierra Madre. T. Torres. |
Sendero que utilizamos para descender de Tamango. T. Torres |
La
marcha es más rápida, aunque se sufren más caídas por lo quebrado del
sendero. Los árboles comienzan a
disminuir de tamaño, y los rayos solares logran filtrarse entre las hojas. Se escucha a los lejos el ladrar de los
perros, lo que denota que estamos cerca la comunidad. El sendero presenta señales de ser más
transitable y se puede ver el límite de la montaña y el cantón. Después de cinco horas, estamos de vuelta en
el cantón Paquí, a un kilómetro de donde iniciamos a escalar. Fuimos y
regresamos de una de las partes más antiguas del bosque de la Sierra Madre.
Guatemala posee gran cantidad de lugares para la aventura, solo hace falta tener disposición de explorar. |
27/01/2013
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